Si nunca has viajado a Laponia, es difícil imaginar lo que se siente al entrar en el Círculo Polar Ártico. Nuestras mentes visualizan cómo será, pero una vez que llegas allí, es aún más especial de lo que podrías haber imaginado. Laponia es un mundo mucho más allá de nuestra vida cotidiana y en el que nos encontramos con un entorno prístino, una naturaleza invaluable y, por supuesto, la increíble aurora boreal.

Esa primera mañana te despiertas y miras afuera un paisaje cubierto de nieve, estás tan ansioso por ponerte en marcha y experimentar lo que este increíble lugar tiene para ofrecer. Hay entusiasmo y expectativa de que este sea el lugar donde suceden cosas mágicas. La nieve brilla tan intensamente incluso a la luz del sol que tu aliento se vuelve blanco plateado en el aire frío; hay un cosquilleo tibio en tu cara mientras caminas. Sonríes y estás tan feliz por dentro que no puedes creer que finalmente hayas llegado a este mundo encantador.

Mientras te diriges al desayuno, escuchas el sonido del crujido de la nieve bajo tus pies. El horizonte tiene un suave resplandor rosado a medida que el sol se eleva lentamente. Haces una pausa y escuchas; hay puro silencio a su alrededor. Su corazón late un poco más rápido cuando piensa en conocer a los renos, los perros esquimales y escuchar las fantásticas historias del pueblo Sami. Anhelas ver la aurora boreal, porque siempre ha sido un sueño, y ahora que estás aquí en Laponia, ese sueño está un poco más cerca. Tal vez esta noche sea la noche en que esos sueños finalmente se hagan realidad.

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